¿Qué son las taxonomías de finanzas sostenibles?
Una taxonomía es un sistema de clasificación de las actividades económicas ambientalmente y socialmente sostenibles. Su objetivo es establecer criterios claros y compartidos, que definan de forma objetiva qué es “verde”. En la Unión Europea, esta taxonomía se formalizó mediante el Reglamento UE 2020/852 (reglamento sobre taxonomía), en línea con el Pacto Verde Europeo y la meta de lograr una economía climáticamente neutra para 2050.
Utilidad e impacto
- Evita el “greenwashing”: al proporcionar una definición uniforme de actividades sostenibles, disuade el uso indebido del lenguaje ambiental sin respaldo real.
- Mejora la transparencia e impulsa inversiones verdes: al alinear los criterios de sostenibilidad con las decisiones financieras, facilita el flujo de capital hacia actividades realmente sostenibles.
- Facilita el seguimiento de flujos sostenibles: permite medir y monitorear cómo se destinan los recursos como parte de políticas de promoción económica responsable.
Componentes clave y proceso de construcción
Objetivos ambientales integrados:
La UE identifica seis objetivos principales: mitigación y adaptación al cambio climático, economía circular, prevención de contaminación, uso sostenible del agua y marine resources, y protección de biodiversidad. Una actividad debe aportar sustancialmente a uno de estos y no causar daño significativo (principio DNSH) a los otros.
Requisitos para las actividades:
Las actividades deben:
- Contribuir significativamente a un objetivo ambiental.
- No causar daño significativo a los demás.
- Cumplir salvaguardas sociales mínimas.
- Ajustarse a criterios técnicos establecidos.
- Perspectiva regional y global
La taxonomía europea ha servido de referencia global. La Organisation for Economic Co-operation and Development – OECD la reconoce como un marco robusto que aporta claridad, confianza y rastreabilidad, comparando iniciativas similares en China, Japón, Francia y otros países.
En Latinoamérica, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) promueve un Marco Común de Taxonomías para LAC, orientando a los países que ya avanzan con desarrollos propios para que generen marcos compatibles y fortalecidos regionalmente.
Algunos recursos informativos sobre taxonomías:
Marco común de taxonomías de finanzas sostenibles para América Latina y el Caribe.
Bonos verdes: la clave financiera para construir un futuro sostenible
En un mundo que enfrenta crecientes desafíos ambientales, los bonos verdes surgen como una herramienta financiera innovadora y necesaria. No se trata solo de una tendencia; representan un compromiso concreto por parte de gobiernos, empresas e instituciones financieras para financiar proyectos que contribuyan directamente a la sostenibilidad del planeta.
Un bono verde es, esencialmente, un instrumento de deuda (como cualquier otro bono), pero con una diferencia importante: los fondos obtenidos se destinan exclusivamente a proyectos verdes, es decir, aquellos que generan beneficios ambientales medibles. La idea es simple, pero poderosa: aprovechar el mercado de capitales para impulsar una economía más limpia, resiliente y equitativa.
Desde su emisión en 2007, los bonos verdes han financiado una diversidad de iniciativas, permitiendo canalizar millones de dólares hacia actividades con impacto positivo. Su importancia ha crecido en paralelo a la conciencia global sobre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Las actividades elegibles son diversas, aquí algunos de los principales sectores:
Energías renovables, como la solar y la eólica son uno de los destinos más frecuentes. Estos proyectos no solo reducen emisiones de carbono, sino que también disminuyen la dependencia de combustibles fósiles.
Eficiencia energética, a través de edificios sostenibles, sistemas de calefacción inteligente o tecnologías de almacenamiento energético.
Transporte limpio, que incluye vehículos eléctricos, transporte público ecológico, infraestructura para bicicletas y proyectos ferroviarios.
Gestión sostenible del agua, con inversiones en tratamiento de aguas residuales, infraestructura para agua potable y soluciones de drenaje urbano adaptadas al cambio climático.
Prevención y control de la contaminación, con acciones que van desde la reducción de emisiones industriales hasta el reciclaje de residuos sólidos y la descontaminación de suelos.
Conservación de la biodiversidad y gestión sostenible de tierras, incluyendo reforestación, agricultura y ganadería sostenibles, así como la restauración de ecosistemas.
Adaptación al cambio climático, mediante sistemas de alerta temprana, monitoreo climático y fortalecimiento de infraestructuras vulnerables.